Utilizado para enriquecer superficialmente los aceros mediante la incorporación de carbono y nitrógeno; se diferencia de la cementación en que parte del endurecimiento se consigue por la acción del nitrógeno. Con el fin de obtener gran dureza en la zona superficial con buena tenacidad en el núcleo.
Una de las ventajas más importantes de este proceso con respecto a la cementación, es que el nitrógeno absorbido por el acero tiene efecto estabilizador en la austenita. Esto significa que la capa periférica del acero templa mucho más fácilmente que cuando el acero ha sido solo cementado y templado, generando menos deformaciones, durezas altas, homogéneas e incrementando a su vez la resistencia al desgaste, en comparación con componentes de bajo carbono cementados templados y revenidos.
Se aplica con éxito a los mecanismos producidos que requieren una gran resistencia al desgaste, su profundidad varía entre 0.1 y 0.75mm máximo.
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